“Sedimentos”. Elisa Terroba
De 7 de mayo a 14 de julio de 2022. La Gran (Carabanchel, Madrid)
A partir de la metáfora del sedimento y utilizando los libros como elementos para crear esculturas, objetos e instalaciones, Elisa Terroba reflexiona, en su primera exposición individual en La Gran, sobre la huella cultural y cómo conceptos y discursos que un día fueron fundamentales se van desgastando, moldeando y sustituyendo por otros más complejos o actualizados.
Tras la revisión de su trabajo anterior en la reciente exposición “Una casa que arde” en la Biblioteca Histórica Municipal del Centro CondeDuque, en este nuevo proyecto una marea digital ha erosionado centenares de libros convirtiéndolos en sedimentos de historia y memoria. Cantos rodados o bibliotecas de experiencias que habitan un espacio de tránsito entre lo analógico y lo digital para leer cuestiones sobre cómo convivir en este cruce infinito de libros, metalenguaje y glitch.
Un sedimento tiene que ver con la memoria, con el tránsito de un estado a otro (o con su momento final). También con la acumulación, con la experiencia… Pero los sedimentos, como lo que contienen los libros, no permanecen inmóviles, sino que pueden ser desplazados por fuerzas externas: erosión, degradación… cambios, en suma. “La Biblioteca febril, cuyos azarosos volúmenes corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira” que dijera Borges.
Elisa Terroba continúa con algunas de las premisas conceptuales de obras anteriores, como sus series “Tapices” o “Imagen Texto" donde el libro va dejando de ser “una extensión de la memoria y de la imaginación”, mediante la cosificación de su código y el “enfriamiento” que sufre como objeto en la era digital y el desplazamiento de la memoria del ser humano a otros soportes. Así, en “Sedimentos” presenta, entre otras, una pequeña montaña de cantos rodados creados a partir de libros recortados y pulidos, devastada y desgastada por la erosión que provoca la marea digital en nuestras bibliotecas; o un pilar formado por decenas de enciclopedias guillotinadas para medir 25 x 25 cm (la dimensión mínima de un pilar estándar de hormigón) que nos remite a tótems prehistóricos de adoración vertical pero cuya su solidez es susceptible de ser alterada. También expone un vídeo de una estantería disolviéndose a efecto de glitch o una serie de acuarelas de “Bestioles” que devoran las hojas de varios libros creando galerías de palabras como pantalla, e-book, hipertexto, electrónico, datos, internet… Bichos intentando comunicarse con el espectador a través del lenguaje de lo digital con términos que nos remiten a la desaparición de la materialidad del libro, como objeto, y nos introducen en el metaverso cada vez más presente en nuestra realidad.
Nerea Ubieto reflexiona sobre la exposición y el trabajo de Terroba en la hoja de sala de la muestra: “En el libro Estética de la desaparición, Paul Virilio expresa su noción de la evanescencia del mundo material bajo la hegemonía de un mundo virtual. Para el teórico, las expresiones artísticas y formatos tradicionales están bajo la amenaza de una catástrofe que acabará con ellos; para Terroba, los libros no corren tal peligro porque se hallan en un proceso de metamorfosis, mantienen ciertos rasgos, mientras incorporan y se desprenden de otros. (…)A través de una acertada selección de piezas de pericia artesanal, Elisa Terroba reflexiona sobre el advenimiento de una etapa en la que los libros mutan, se reinventan, transitan”.
Breve biografía de la artista :
Elisa Terroba (Málaga, 1986) desmonta el lenguaje y los libros para volverlos a montar de forma diferente, deconstruyendo y pervirtiendo sus estructuras para así generar discursos y formas mutantes que nos recuerdan la realidad híbrida que vive en la actualidad el libro y cómo el lenguaje se ve modificado en la sociedad digital. Las nuevas estructuras que genera (objetuales unas veces, digitales otras) hacen desaparecer la narración literal del texto original para expandirse y revelar las infinitas variables de su contenido. Así, sus libros, convertidos en objetos y en poesía visual, narran cosas distintas a sus propios argumentos.
Su obra se puede encontrar en las colecciones del Centro de Documentación del MUSAC en León, la Casa de Velázquez en Madrid o el Centro de Arte Contemporáneo Fundación Antonio Pérez en Cuenca. Elisa Terroba ha expuesto individualmente en la Fundación Laxeiro de Vigo, Fundación Antonio Pérez de Cuenca, Biblioteca Histórica Municipal de Madrid (Centro de Cultura Contemporánea CondeDuque) y galería La Zua de Madrid. Y colectivamente en La Gran, Galería Fernando Pradilla o Museo Barjola.
“Yo vi cómo pasó todo. Al principio fue poco a poco, muy despacio, pero pronto se aceleró. Un día llegó un océano digital y se instaló en nuestras vidas. Al principio las olas eran pequeñas y sin fuerza, venían en monitores torpes y parpadeantes. Pero pronto crecieron, sus azotes se hicieron más fuertes y frecuentes. Las olas que nadie veía, golpeaban el mundo que yo conocía. Zarandeaban todo lo que encontraban a su paso. Tambaleaban las estanterías, se llevaron por delante mi cámara de fotos, removían mis papeles, borraban mis dibujos, golpeaban los libros y se los llevaban. La música de mis vinilos se disolvió en el océano digital, igual que las películas de los vhs. Las olas mecían mi mundo, y devastaron cuanto quisieron para licuarlo y quedárselo. A veces dejo de navegar en la inmensidad de este océano, para sentarme sobre la playa pedregosa de lo que un día fueron mis libros”. Elisa Terroba