“Arrancarse los ojos”. Recorrido (Viewing room)
Cristina Ramírez, Marina Núñez, Elian Stolarsky, Aïda Gomez, Enrique Marty, Javier Rodríguez Pino y Josep Tornero
De 10 de septiembre a 19 de diciembre de 2020
Arrancarse los ojos es una defensa de los lenguajes visualmente crudos –acompañados en muchos casos por discursos políticamente comprometidos– como forma de contar el mundo o de lanzar preguntas que al incomodar provoquen una reacción. Y entronca con cierto cine –serie B, terror, Cronenberg, nuevo extremismo francés…– que en muchos casos tiene inquietudes similares.
El proyecto construido con obras, acciones y sugerencias de siete artistas –Cristina Ramírez, Marina Núñez, Elian Stolarsky, Aïda Gomez, Enrique Marty, Javier Rodríguez Pino y Josep Tornero– que han decidido arrancarse los ojos para ver desde las múltiple posibilidades de la ceguera. Con él, desde La Gran queremos acotar uno de nuestros ámbitos principales de reflexión y situarnos en un espacio de resistencia crítica frente a la asepsia, lo delicado, lo meramente agradable al ojo, lo poco comprometido con los retos actuales o lo políticamente correcto. Y defender este posicionamiento desde lo crudo, lo carnal y lo perturbador.
Tras reconocer que el abismo –el miedo– no está delante de él sino en él, Edipo se seguirá arrancando los ojos; pero como le ocurre al doctor Xavier en el final apócrifo de la película de Corman “X: The Man with the X-Ray Eyes” (1963), tras hacerlo seguiría viendo, aunque no del mismo modo, no lo que debería. “¡Aún puedo ver!” amenaza a lo universalmente aceptado como bello, al direccionamiento de una mirada condicionada de forma histórica y a un imaginario impuesto.
A partir de una colección de imágenes de las que sus autores han hecho desaparecer la hermosa superficie, con esta exposición –y con las películas que los artistas sugieren para que salte de la galería a las pantallas de sus visitantes– pedimos al espectador el esfuerzo de abrir los ojos y no dejar de mirar para poder cuestionarse conceptos universalmente aceptados como lo bello (¿terror domesticado?), lo bueno, lo feo, lo monstruoso… como paso previo para arrancárselos, liberarse del trauma y dejar nacer a la Nueva Carne desde el cuerpo accidentado o torturado, como en “Crash”; o dispararse y desprenderse del cuerpo condicionado para construir el propio al descubrir la verdad, como el protagonista de “Videodrome”.
Contra el miedo, contra la violencia que se ejerce sobre los ojos de Alex Delarge en “La Naranja mecánica”, que busca proteger –en realidad condicionar– nuestra mirada a través del miedo al Otro o a todo lo que supura. Contra la anestesia de los sentidos, que clamaba Debray en 1992: “La triste sucesión de lo visual será posiblemente lo que le quede a la mirada demasiado protegida cuando el esqueleto y lo putrefacto, lo fétido y lo sombrío desaparezcan del saludable horizonte cotidiano.”
Artistas y obras en la exposición
Cristina Ramírez
A través de dibujos en blanco y negro, Cristina Ramírez (Toledo, 1981) presenta escenarios en los que explora la representación del terror y el horror con un lenguaje bidimensional. Sus paisajes poseen una potente carga simbólica y una cierta ambigüedad en el tratamiento espacial, alterando la percepción de los mismos y acercándolos al plano de lo imposible.
Ha expuesto individualmente en el Palacio de los Condes de Gabia de Granada (2016), en el Espacio Iniciarte, Córdoba (2017). También ha participado en colectivas en el Museo Carmen Thyssen, Málaga (2015), el Centro Conde Duque, Madrid (2017). Entre sus premios es reseñable el Premio de Dibujo DKV-MAKMA, Valencia (2016) y la Beca de residencia y producción Fundación BilbaoArte (2018).
En “Arrancarse los ojos” mostramos dos dibujos de gran formato de la serie “Nueva carne”, un ejercicio de resistencia estética a la asepsia y el biocontrol contemporáneos que gira en torno la Nueva Carne cronenbergiana. Y conecta con la defensa que hace Artaud del impacto de lo violento en el espectador como agente liberador del inconsciente o las apelaciones de Ballard a nuestras pulsiones más elementales al celebrar la belleza del cuerpo accidentado. Para Ramírez, en su materialidad amorfa, el cuerpo fragmentado y mutado por la enfermedad o el accidente deviene un agente de resistencia al sistema del mercado liberal.
Marina Núñez
Marina Núñez (Palencia, 1966) nos invita a reflexionar sobre cómo afectan a nuestra subjetividad y a nuestra vida las cada vez más habituales interferencias entre lo humano y lo tecnológico. Una constante de su obra ha sido siempre la representación de seres aberrantes, diferentes, los que existen al margen o en contra del canon. Los cuerpos anómalos que pueblan sus obras, sus mujeres histéricas, medusas, momias, monstruos o cíborgs, a pesar de pertenecer a este territorio de lo excluido, no nos resultan lejanos sino que nos afectan e identifican. Y sus imágenes se perciben como espejos ligeramente deformados que nos sugieren que la locura o la monstruosidad son simplemente una cuestión de grado.
La obra de Marina Núñez forma parte de relevantes colecciones como las del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el MUSAC, la Corcoran Gallery of Art, The Katzen Art’s Center, FRAC Corse o Museo de El Cairo. Ha expuesto individualmente en prestigiosos museos y galerías de Europa, Hispanoamérica y Estados Unidos.
Los característicos cabellos de una madona gótica se han convertido en raíces o en un árbol seco para plasmar el concepto de lo gótico desde sus dos acepciones: el imaginario de las vírgenes con manto y cabellos rubios de la historia del arte y el terror gótico fantasmal cultivado por escritores como Edgar Allan Poe, Jean Ray o Bram Stroker. La atmósfera literaria que posteriormente el cine proyectó con juegos de impresiones y certezas, crea en las obras de la artista una sensación de irrealidad, de estar suspendidas en un ambiente desconcertante, enfatizado por la fuerza del pan de oro que las recoge.
Elian Stolarsky
El trabajo artístico de Elian Stolarsky (Montevideo, 1990) gira en torno a la relación entre memoria, migración e historia. Cómo ésta es una construcción que parte de elecciones, cómo la migración es relativa al ser humano y modifica las relaciones sociales, y cómo la memoria existe para relacionarnos y poder vincularnos desde un lado más humano. Plantea una superposición de capas en una historia no lineal, que no avanza ni retrocede sino que muta y se modifica. Stolarsky materializa estas metáforas de la insistente pulsión por no olvidar la historia desde la combinación de técnicas tradicionales como el grabado, que combina con nuevos materiales e instalaciones.
En los últimos años ha expuesto individualmente en el Museo Nacional de Artes Visuales y el Museo Cabildo de Montevideo (2018); y colectivamente en el Ministerio de Educación y Cultura de Montevideo, Festival Internacional de Grabado y Arte sobre Papel, Bilbao (2017) y el mismo año, en Casa de Velázquez, Madrid, como artista residente. Su obra se encuentra en colecciones públicas y privadas de Uruguay, Brasil, México, Bélgica y Francia.
En las piezas de “Analogías” que mostramos, Elian Stolarsky se acerca al terror desde las imágenes históricas. La gestualidad de las manos de Hitler al ensayar sus discursos se superpone a imágenes de ciudades devastadas durante la Segunda Guerra Mundial como capas de historia difusa, enfatizando el olvido al que están condenadas. Su trabajo recupera el horror que las connota, visible en nuevos escenarios hoy en día, y materializado a través de la técnica del grabado, cuyo acto ya se acomete desde cierta violencia.
Aïda Gómez
Los proyectos de Aïda Gómez (Madrid, 1986) nos alejan de los estereotipos, del sentido común más general y de la funcionalidad lógica de acciones y objetos. Su producción artística se basa en la interacción con la calle y sus viandantes: al alterar las normas del juego nos propone un cambio de actitud como jugadores. También realiza talleres para que tanto adultos como niños descubran el poder que tiene el arte urbano para transformar creativamente el espacio que habitamos.
Artista urbana con especialización en escultura por la Kunsthochschule Weißensee de Berlín y artista residente en diversos espacios e instituciones de Argentina, Polonia, Sudáfrica, Islandia, Portugal, Finlandia y Holanda.
Aïda Gómez se propone enfrentarnos a nuestra desidia y nuestras contradicciones, que muy a menudo provocan el terror en los Otros. Y más cuando esos Otros son los más vulnerables, los inmigrantes sin papeles que –por muy poco y en condiciones infrahumanas– recogen la fruta que comemos. Su proyecto para la exposición consiste en una serie de acciones de guerrilla urbana a partir de la creación de una marca ficticia de fruta, “Necropolítica. Spain”, cuyas etiquetas va a ir pegando en manzanas, peras, sandías y melocotones expuestos en los centros comerciales.
Su objetivo es que ese concepto –Necropolítica– acuñado por el filósofo Achille Mbembe, entre en cada casa infiltrado en la fruta que compremos para llamarnos la atención sobre “esta nueva y aterradora manera de entender la realidad en la que ciertos seres humanos se convierten en una mera moneda de cambio, mercancía intercambiable o desechable según dicten unos poderes oscuros, difusos y sin escrúpulos que se apoyan en nuestras necesidades”.
Enrique Marty
Enrique Marty (Salamanca, 1969) mezcla diferentes medios, como la escultura, la pintura y el video, para componer impactantes escenas en las que explora lo siniestro, esas situaciones en las que lo familiar nos resulta inquietantemente extraño. Sus violentos y grotescos protagonistas y escenarios, casi siempre sacados de su entorno inmediato, nos sacuden e incomodan al perder su tranquilizador aspecto cotidiano para desplazarse al terreno teatral del esperpento y la sátira. Lo absurdo, la tensión y la angustia soterrada afloran en su trabajo, desestabilizando la realidad convencional.
Enrique Marty es uno de los artistas plásticos de su generación con mayor proyección en el panorama internacional. Ha expuesto en los más importantes museos y galerías de Europa, América Latina y Asia, y su obra forma parte de múltiples colecciones internacionales.
Toda la obra de Marty es un compendio del miedo y el horror contemporáneos, pero para la exposición hemos elegido una obra de 1999, “Don’t look now”, basada en la película de terror homónima, así como el episodio IV de su película “All your world is pointless” (2013-2020) que es una referencia abierta al miedo; un autorretrato en el que el propio artista huye, cae por un abismo y termina torturado por una multitud de personajes. Todo ello, construido, como el resto del film, con cientos de fotogramas realizados mediante dibujo, pintura y collage y cuyo hilo conductor es la reflexión sobre la decadencia y lo absurdo de la condición humana, mostrados con crueldad y sarcasmo.
Javier Rodríguez Pino
La práctica artística de Javier Rodríguez Pino (Santiago de Chile, 1981) explora las imágenes y relatos que se desprenden de los escenarios de violencia política en Chile. Utiliza el lenguaje cinematográfico, la gráfica política y el ensayo histórico en formato comic para desarrollar trabajos situados entre el dibujo, el pop de terror y la Historia Social. Sus obras se transforman en herramientas críticas con el fin de recuperar el territorio simbólico del poder popular en Chile, antes de Pinochet, usurpado por los imaginarios y relatos dominantes.
Sus proyectos han sido presentados en Laznia Center for Contemporary Art, Polonia (2020), MeetFactory, Praga (2019), Galería Metales Pesados Visual, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile (2017 y 2016), Matadero, Madrid (2015), entre otros. Sus trabajos han sido adquiridos por colecciones institucionales e individuales de distintos países.
De él mostramos un políptico de la serie “Cobra” (2020) realizado mediante xilografía y en el que el registro casi expresionista y el uso y la huella de la gubia reproducen el gesto violento de unos hechos que el artista narra haciendo referencia a las liras populares, el comic y el cine: se trata de varios episodios de tortura y terror político ejercidos por agentes del Estado chileno en los últimos diez años.
Josep Tornero
Josep Tornero (Manises, Valencia, 1973) parte de un trabajo previo de búsqueda y archivo realizando instalaciones pictóricas a modo de collage y buscando correspondencias entre imágenes en apariencia inconexas que permitan construir una historia. El extraordinario uso del blanco y negro y los efectos pictóricos de arrastre vienen a resaltar la crudeza de la luz mortecina de la que emergen, como fantasmas del pasado, imágenes de rostros carcomidos por el miedo y de otras figuras grotescas que intentan remover la conciencia del espectador y que este no quede impasible.
Su obra se encuentra en colecciones como las del Parlamento de la Rioja, Reales Academias de España en Roma y de Bellas Artes de San Carlos de Valencia o Universidad de Murcia. Entre sus premios destaca la Beca de residencia 2019 de la Casa de Velázquez en Madrid que iniciará en Septiembre de este año.
El propio Tornero describe el políptico de cinco óleos que muestra en la exposición: “Disputarse la realidad desde la imagen, dar visibilidad a lo concebible. La pregunta que estas pinturas arrastran nace, como ellas, desde el atisbo, desde la sensación. De ese modo el montaje pictórico no anida historias, sino más bien figuras que truncan toda relación. Y aun así, comparten las señales de donde parten: inquietud, desgarradura. La memoria contenida se ha vuelto un espacio oscuro de límites borrosos, de manchas y heridas producidas por el paso del tiempo, como la certeza arcaica, primitiva, por la cual se sabe —nos sabemos— condenados a algo que la sobrepasa. La imagen es peligro, incluso el peligro de un recuerdo. Es el peligro contenido en el deseo, o más bien en el oscuro código del deseo, que nos empuja al vértigo y el hundimiento. Relación del terror con el mito, que remite a origen y fuente de lo poético. Miedo irracional que surge de la profundidad del inconsciente, ante la angustia de aquello que sin ser conocido, es angustiosamente perceptible, y desde la oscuridad crece contra el hombre.”
Ciclo de cine “Arrancarse los ojos”
Las imágenes y las obras de “Arrancarse los ojos” no son producto de un arte del agotamiento, puesto que su transcurso y estudio, en tanto a imágenes, continúa. Mas bien, siguiendo a Didi Huberman son imágenes supervivientes; "El arte no solo forma parte de la historia de la cultura, sino también de la historia de su transmisión y de su supervivencia". Con ello, para completar esta exposición, creemos necesario hacer llegar junto a las obras todas las referencias fílmicas que han nutrido los distintos discursos artísticos que recorren la muestra. Con el objetivo de que el espectador pueda leerlas, verlas y sentirlas desde la complejidad del fenómeno, desde la transversalidad de las artes y desde su vigencia.
"El hombre con rayos X en los ojos" Roger Corman
"El proyecto de la bruja de Blair" Daniel Myrick y Eduardo Sánchez
"Don´t look now" Nicolas Roeg
"Nuit et Brouillard" ("Noche y niebla") Alain Resnais
"The tenant" Roman Polanski
"Crash" David Cronenberg
"Videodrome" David Cronenberg
"Dans ma peau" Marina de Van
"The Innocents" Jack Clayton
"The Haunting" Robert Wise
"La caída de la casa Usher" Roger Corman
“Los Ojos sin Rostro” Georges Franju
"La naranja mecánica" Stanley Kubrick
"El Hombre Elefante” David Lynch
“Cabeza Borradora” David Lynch
"Everything is Illuminated" Liev Schreiber
"Zerkalo" ("El Espejo") Andréi Tarkovsky
“Edipo” Pier Paolo Pasolini
"Un cuchillo en el ojo" Michael Borremans