Cristina Ramirez. Hacia la noche_150 x 300 cm. 2018

“Horror cósmico y anomalías cromosómicas”. (Exposición on line)

Laura Salguero y Cristina Ramírez

De 5 de Diciembre a 21 de Enero de 2020

 

“Horror cósmico y anomalías cromosómicas”

Horror cósmico y anomalías cromosómicas es un proyecto construido con obras de Laura Salguero y Cristina Ramírez y desarrollado como exposición virtual. Desde La Gran nos interesa profundizar en la relación de sus trabajos con lo teratológico.

Históricamente, cualquier teratología, malformación o exceso ha sido eliminada, subvertida y redirigida hacia un orden equilibrado y sistemático, como único operante en nuestra realidad sensible e intelectual. Acercarnos con estas leyes, en su mayoría científicas, a los “Isquiopago”, “Bicefalia” o “Aplasia” de Laura Salguero y a la organicidad que irrumpe de forma violenta en los paisajes de Cristina Ramírez es tratar de entender y habitar esta construcción, que parte del exceso de la carne, basándonos en un lenguaje al que no somos capaces de acceder ni enunciar y, por tanto, una realidad que no podemos comprender ni controlar. 

 
 

Laura Salguero. “Isquiopago” e “Hidrocefalia”. 2017. Acuarelas de la serie “Teratologías”, varias medidas

 
 

Detenernos ante lo extraordinario y mítico de estas figuras nos produce una inquietante extrañeza, consecuencia del intento de transitar el horror cósmico y las anomalías cromosómicas de estas quimeras regidas por lo abyecto y lo siniestro. Con ello, recurrir a estas criaturas y paisajes desde nociones que parten de lo real, resulta una tarea inútil y sin sentido. Acudir a comparaciones o búsquedas que condicionen e identifiquen nuestra presencia en las obras, también. Son mundos imposibles de habitar, ya que para llegar hasta ellos se han abierto brechas desconocidas. Solo siendo extranjeros en nosotros mismos podríamos aventurarnos por los sombríos paisajes, pero ni con ello tendríamos asegurada nuestra supervivencia.

Lo racional nos ha cegado y constreñido frente a un espejo que solo revela la superficie. Tensionar y negar esta epidermis es plantear la posibilidad de adentrarnos en los mundos zoológicos poblados por ídolos, monstruos y “geografías raras” de atmósferas siniestras que nos proponen las dos artistas.

 
Cristina Ramírez. “Diez días a la deriva”, 2019. Tinta china sobre papel, 140x190 cm

Cristina Ramírez. “Diez días a la deriva”, 2019. Tinta china sobre papel, 140x190 cm

Cristina Ramírez. “Encarnada”, 2019. Tinta china sobre papel, 140x190 cm

Cristina Ramírez. “Encarnada”, 2019. Tinta china sobre papel, 140x190 cm

 
Laura Salguero. “Tabú”, (2017). Fotografías sobre papel salado. 20x25 cm cada una

Laura Salguero. “Tabú”, (2017). Fotografías sobre papel salado. 20x25 cm cada una

Laura Salguero. “Tabú”, (2017). Fotografías sobre papel salado. 20x25 cm cada una

Laura Salguero. “Tabú”, (2017). Fotografías sobre papel salado. 20x25 cm cada una

 

Adoptando una postura de entomóloga del siglo XIX, más mítica que ortodoxa, Laura Salguero pervierte todo un entendimiento científico creando geografías ficcionales; “Terras Ignotas” con criaturas ciclópeas, bicéfalas, entidades híbridas avanzadas o desprovistas de determinadas capacidades que rompen todo “Tabú”. Lo prohibido y eliminado se erige en forma de ídolo o dios en las delicadas acuarelas o fotografías de la artista; seres dadores de vida que nos permiten ampliar nuestro entendimiento hacia nuevas posibilidades, más cercanas a lo legendario y excepcional que a la ley y orden naturales de nuestra cosmogonía.

Un pensamiento poético que permite transitar por estas regiones de la imaginación y el inconsciente.

 
La ciencia investiga nuestro pensamiento racional, lo lógico, lo objetivo, lo absoluto. Y desde mi punto de vista, creo que es el objetivo del arte tratar de des - cifrar el lado irracional del mismo, y mediante la creación artística investigar lo emocional, lo subjetivo y lo relativo. Puesto que estamos viviendo un tiempo en el que pararse a repensar es crucial, el arte juega un papel indispensable para entrenar esa capacidad de posicionarse en lugares nunca antes experienciados
— Laura Salguero
 
Laura Salguero. “Ídolo II”. 2017. Escultura de bronce. 24x10x10 cm

Laura Salguero. “Ídolo II”. 2017. Escultura de bronce. 24x10x10 cm

Laura Salguero. “Teratodoncias II”, 2016. Exaduro, bronce, marfil, baño de oro, madera y campana de cristal. Varias medidas

Laura Salguero. “Teratodoncias II”, 2016. Exaduro, bronce, marfil, baño de oro, madera y campana de cristal. Varias medidas

 
 

La amenaza late en todos los paisajes de Cristina Ramírez. Escenarios que bien pueden estar adscritos a muchos mundos se presentan más allá de nuestra presencia en ellos. Desconociendo si se formularon con anterioridad o son resultado de futuros posapocalípticos, estos parajes se plantean desde fuerzas que nos sobrepasan. Monstruos simbólicos a los que no vemos, y solo conocemos por las consecuencias que han generado en estos mundos, originan deformaciones en la materia; vórtices, llagas y remolinos que conectan tanto en forma como en origen con lo teratológico. 

Existe también una violencia contenida que en muchos escenarios irrumpe visceral y orgánicamente a través de formas hiperbólicas, embriones, nidos, sustancias membranosas o tentáculos de humo que terminan por alimentarse de todo lo que avanza ante ellos. La extrañeza se percibe en todo elemento, en el aire que compone la atmósfera y en los juegos entre lo oculto y lo revelado del blanco y negro utilizado por la artista. Un realismo raro o weird fiction que toma de referente la ontografía lovecraftiana:

“Mientras atravesábamos Brattlesboro la sensación de ahogo y los presentimientos aumentaban, debido a una intangible cualidad de los campos cubiertos de colinas, con sus imponentes, amenazantes y abrumadoras pendientes de hierba y granito, que permitían intuir oscuros secretos y latencias inmemoriales que acaso pudieran ser hostiles o no a los seres humanos.” (H. P. Lovecraft)

 
 
Cristina Ramírez. “Vórtices”, 2019. Tinta china sobre papel, 25x35 cm (detalle)

Cristina Ramírez. “Vórtices”, 2019. Tinta china sobre papel, 25x35 cm (detalle)

 
 
La mayoría de mis dibujos o esculturas son piezas de umbral: presencias o espacios intermedios, fruto de la intersección de dos mundos, el nuestro y aquél otro desconocido. En las obras hay una intención consciente de agotar la mirada, de retirarle los anclajes, bien sea por la superabundacia de información gráfica y detalles; bien por una ruptura con el punto de fuga único que le obliga a deambular de un lado a otro, recorriendo la superficie de la pieza; o bien por una fractura en la narración que viene dada por la inclusión de la geometría como elipsis o símbolo de esa otra naturaleza no humana. La paradoja se convierte así en una constante en virtud del deseo por mostrar lo informe, lo impensable, lo desconocido, a través de un exceso de materialismo.
— Cristina Ramírez
 
Cristina Ramírez. “Sello”. 2020. Escultura

Cristina Ramírez. “Sello”. 2020. Escultura

Cristina Ramírez. “Limes”, 2018. Escultura

Cristina Ramírez. “Limes”, 2018. Escultura

 
 

Debemos alterar nuestra aproximación hacia lo raro de estos híbridos y lo espeluznante de los paisajes, entendiendo lo raro como presencias que sobrepasan el orden –un tercer ojo– y lo espeluznante como la falta de ausencia o la falta de presencia –un ser membranoso en medio de un paraje–. En las dos propuestas, este exceso de lo orgánico, unido a estos dos conceptos, plantea una forma de conocimiento más propia de las características que conlleva implícita la carne: tiene vida, siente y se pervierte, que de un acercamiento racional. 

El órgano y su perversión como fuerza para enfrentarnos al logos y para conocer lo imposible: tabú. Sentir, más que conocer, como único medio para sobrevivir en lo salvaje, sabiendo que al anular nuestra mirada antropocéntrica estamos en peligro, totalmente aislados en favor del conflicto. No obstante, “en un peligro -como plantea Hölderlin- es donde encontramos el poder salvador” necesario para ahondar en la tensión que produce liberarse de lo reprimido.

Estas obras te amenazan para conducirte hasta sus últimas consecuencias, algunas incluso te morderán, para que reacciones, sientas y te enfrentes a tu parte irracional, pudiendo acceder así a las brechas del exceso de estos parajes de lo fantástico. Finalmente, conformaríamos un doble perverso o Doppelgänger, un Mister Hyde que acabe con Doctor Jekyll, con el fin de revelarnos nuestra sombra o yo oculto, posible de ser nombrado y habitado desde estos otros mundos creados por Salguero y Ramírez.●

 
Cristina Ramírez. “Océano”, 2020. Tinta china y acrílico sobre papel, 25x35 cm

Cristina Ramírez. “Océano”, 2020. Tinta china y acrílico sobre papel, 25x35 cm

Laura Salguero. “Teratologías (Aves)”, 2017. Impresión sobre lona y listones de madera, 135x97 cm

Laura Salguero. “Teratologías (Aves)”, 2017. Impresión sobre lona y listones de madera, 135x97 cm


 

Laura Salguero (León, 1987; reside en Valencia) es una artista cuya obra se desarrolla entre la observación y la disección del ser humano, estudiando, cual entomólogo, el origen mismo de las pasiones y comportamientos más primarios e irracionales; esa cara oculta donde el individuo deja a un lado la convención para entregarse a la pasión y al furor preternatural.

Se sitúa en la misma pulsión histórica que propició la aparición de los gabinetes de curiosidades, pero trasladando esa curiosidad al mundo contemporáneo, al defender que el arte juega un papel indispensable en el entrenamiento de la capacidad de posicionarse en lugares nunca antes experienciados y que crear pensamientos divergentes, plurales, sensibles y empáticos es la única opción para salir del territorio conocido y abrirnos caminos por las tierras ignotas de lo que aún está por explorar.

Formada en Bellas Artes, pero también en joyería, escultura y producción, sus obras, de cuidada y delicada factura, parecen sacadas de un laboratorio multidisciplinar: diminutas esculturas de bronce, acuarelas, grabados sobre materiales poco convencionales, prótesis dentales e  investigaciones fotográficas con técnicas del pasado. 

A través de dibujos en blanco y negro, Cristina Ramírez (Toledo, 1981) presenta escenarios en los que explora la representación del terror y el horror con un lenguaje bidimensional. Sus paisajes poseen una potente carga simbólica y una cierta ambigüedad en el tratamiento espacial, alterando la percepción de los mismos y acercándolos al plano de lo imposible.

En su trabajo existe un cuestionamiento del sujeto y del mundo a través de la representación de paisaje, imagen de nuestro mundo, que a menudo se deforma, se rasga y se pervierte al entrar en conflicto con la irrupción de un mundo ajeno, de unas fuerzas desconocidas de otro orden. Para ello hace uso de una figuración en exceso nítida, prolija en detalles que no ofrece descanso a la mirada.

Su lenguaje bebe directamente del cómic contemporáneo de Charles Burns y el cómic "underground" americano, pero también de Moebius y la "ligne Claire" franco-belga, de los mangas de Katsuhiro Otomo y Suehiro Maruo, así como de Stéphane Blanquet y la ilustración contemporánea; sin olvidar la tradición romántica del paisaje europeo y a la estampa japonesa del “Ukiyo-e".

 

Laura Salguero. “Teratologías”, 2017. Acuarelas sobre papel. Varias medidas

Cristina Ramírez. Dibujos de tinta china sobre papel. Varias fechas, varias medidas