Laura López Balza. "Pintar para ver"
Desde el 10 de marzo al 12 de mayo de 2018.
Tras exponer individualmente en La Atómica (2014 y 2016) y participar en el proyecto colectivo “In/out” en la Sala 0 del Museo Patio Herreriano a principios de 2017, Laura López Balza (Santander, 1984) vuelve a Valladolid a través de La Recámara de La Gran con un nuevo proyecto pictórico en el que registra sus vivencias personales más allá de la propia realidad tras varias estancias en Senegal.
Su trabajo –pictórico casi siempre– se mueve entre dos conceptos aparentemente opuestos: “Lo real” y “Lo imaginado”.
“Lo real” reúne obras en las que, partiendo siempre de la observación minuciosa de lo que le rodea, la artista aborda todo aquello que conforma lo cotidiano y su propia intimidad. “La vida sencilla como experiencia estética suprema: las personas allegadas, los territorios, los objetos o la flora”. Un trabajo movido por su curiosidad hacia el entorno y por el registro de lo conocido.
Partiendo también de aquello que le circunda, en las obras que agrupa bajo “Lo imaginado” genera relatos o pequeñas utopías sobre lienzo en las que “el libre juego de la imaginación y el entendimiento se ponen en acción, para dar como resultado pinturas desbordantes de color en las que se muestran los pensamientos que pululan durante el proceso creativo: un ir y venir de la naturaleza a lo fantástico, de lo cotidiano a lo posible, dejando entrever aquello que sucede al observar, reflexionar o imaginar”.
En esta exposición que hemos titulado “Pintar para ver” reunimos obras que fluctúan entre los esos dos conceptos, toda vez que el “descubrimiento” por parte de la artista de los paisajes, los objetos y los habitantes de Senegal –donde lo cotidiano se confunde con un jardín paradisíaco poblado de vegetación exuberante y colorida, casi irreal, como los colores de sus cuadros– ha supuesto para su experiencia vital, y por tanto para su imaginario, que “Lo real” a menudo se mezcle con “Lo imaginado”, logrando que en sus nuevas obras el asombro y el canto a la joie de vivre alcancen cotas insospechadas.
Como en el caso de la exposición "El aspecto de estar siendo observado" de Ignacio Pérez-Jofre (simultánea a esta en la galería), esta exposición parte de los cuadernos en los que Laura López Balza combina, según sus palabras, “dibujos y garabatos de imaginación con otros del natural. Apuntes más o menos rápidos de las cosas que me voy encontrando y que se presentan como si de un diario se tratase: familia, lugares, objetos fetiche, fauna y flora, personajes de lo real e imaginarios”. Y que aquí están caracterizados por un color desbordante, una mirada que busca la magia en todo lo que observa y la infinita capacidad de sorpresa de la artista.
Es el caso de los dibujos de observación del cuaderno titulado “Carnet du Senegal”, un maravilloso diario –en proceso– de sus descubrimientos en el país, que muestra cómo esa capacidad de sorpresa se ve potenciada aún más si cabe. Estos apuntes son en cierto modo el origen de la mayor parte de las obras que hemos colgado en las paredes de La Recámara y que pertenecen a la serie “Kay Jaan Ji”. Son pinturas y collages de pequeño y mediano formato que representan paisajes, objetos y habitantes de ese país y que componen pequeños relatos a menudo enigmáticos y siempre llenos de color y de magia. Y que están realizados con absoluta libertad, buscando modos muy personales (sensoriales en extremo, o quizá sencillamente pasionales) de fijar en su memoria todo lo que pasa por delante de sus ojos.
Sobre la artista:
Señala Ignacio Pérez-Jofre que el trabajo de Laura López Balza (Santander, 1984) “se basa en la expresión visual de vivencias e imaginaciones personales. Su plasmación plástica está definida por una gran intensidad en la interacción cromática y un cierto primitivismo en la forma. En ese sentido es una obra antiacadémica que conecta con posiciones de gran trascendencia en el arte contemporáneo, aquellas que eligen no respetar de manera rígida las leyes de la pintura ilusionista y afirman una relativa planitud del color y la forma para conseguir una mayor expresividad e interacción.
Su obra es enérgica, cercana, divertida, desinhibida y ácida. Muestra y contagia su entusiasmo por la infinita riqueza y variedad de los visible y lo imaginable.”
Y completa Eloy Arribas. “Su obra trata las emociones primarias de una manera pasional y expresiva, dirigiéndose desde su percepción sensible al subconsciente del espectador, abordándole a través del disfrute de la estética, de la calidez. Sus dos principales series, “Tesoros del devenir” y “Epopeyas”, hablan sobre la relación entre las personas y el entorno que les rodea y sobre los vínculos que establecen con él, sobre el disfrute de los momentos estéticos del mundo, sobre la posibilidad de imaginar y disfrutar haciéndolo; Laura López Balza es una cuentacuentos, que sólo exige al espectador el que mantenga la mente abierta a la belleza y al disfrute. Su trabajo entronca con la tradición pictórica, dándole una interpretación contemporánea."