Serie Estrategias de sumisión (varios títulos), 2022
Tintas acrílicas, Black Lava y lápices de colores. 50x35 cm (Enmarcado 58x42 cm)
En los dibujos de “Estrategias de sumisión” Cristina Ramírez indaga sobre las relaciones de poder a través de una figuración que invoca el inconsciente y unas imágenes que fluctúan entre el fetiche, el emblema, el body horror y el paisaje fantástico.
Los dibujos que conforman la serie, colmados de texturas, donde el color adquiere valor simbólico y la fisicidad del dibujo supera la bidimensionalidad (la artista trabaja con pigmentos con carga de piedra volcánica) persiguen el estímulo sensorial múltiple y cruzado en el espectador, como recuerdos de un sueño.
Los cuerpos, objetos y cosas que habitan estas obras establecen entre sí relaciones táctiles, sensuales, complejas y conflictivas permitiendo a la artista explorar las dicotomías de orden/caos y deseo/represión.
Sailor’s Valentine. 2021
Tinta china, tintas de colores y lápiz sobre papel. 190x140 cm.
Sailor’s Valentine es un conjunto de dibujos de gran formato que toma su nombre de cierta artesanía folk, heredera de las ideas del paisajismo pintoresco del siglo XVIII. Las piezas remiten a las grutas de recreo artificiales decoradas a base de moluscos y fauna marina, fundamentadas en una relación absolutamente vertical entre lo humano y el mundo natural. Los dibujos muestran estructuras y arquitecturas sumergidas, cubiertas y asfixiadas por un tapiz de conchas, caracolas y animales marinos invirtiendo dicha relación de poder.
El color en la serie Sailor’s Valentine alude al cromatismo abisal, a la luminiscencia de algunos de los habitantes pelágicos de las profundidades: las tintas fluorescentes de los dibujos desbordan los objetos como haces de luz. El proyecto entronca con las narrativas de la Nueva Ficción Rara y fantástica contemporánea que reformulan el Weird clásico.
El color quema. 2021
Resina de poliuretano y esmalte acrílico.
187x15x15 cm. Edición de 3 ejemplares.
El color quema es un fragmento de paisaje una colonia coralina contenida en una ojiva, que establece una relación causa-efecto con el muro: la pared se transforma en un vitelo que se rasga.
La pieza forma parte de una serie en desarrollo en la que el paisaje aparece encerrado en una geometría alterada, en una huida: mantos de excrecencias vegetales, compost y detritus atrapados en llagas, pliegues y membranas.
Digestión y Gemación. 2021
Tinta china y tintas acrílicas sobre papel. 30x40 y 21x30 cm. respectivamente.
Obras inspiradas en las narrativas de Ficción Rara y fantástica contemporánea que reformulan el Weird clásico, rompiendo con su sesgo geográfico, de género y raza.
Estas piezas en tinta china y aerógrafo de colores fluorescentes beben de las voces del New Weird caribeño como Rita Indiana con “La Mucama de Omicunlé “(2018), Junot Díaz con su relato breve publicado en 2012 en “The New Yorker”, “Monstruo”; “Habana Underguater” (2010) de Erik Mota; y ciertos relatos fantásticos del siglo XXI del ámbito mediterráneo como “Caronte Travels” (2018) de Pilar Pedraza, entre otros.
Sin título. 2021
Arcilla negra chamotada y Musou Black. Medidas variables
(Aproximadamente: 100x65x15 cm)
La obra de Cristina Ramírez funciona como un contenedor de ideas, imágenes y piezas que se yuxtaponen para generar un relato. Esta “carrier bag” comprende una historia que no es lineal, en la que otros tiempos se insertan en el nuestro, se anudan entre sí y se proyectan al futuro.
En estos estratos temporales se licúan los ahogados de las rutas de explotación humana de todos los tiempos, que emergen en la ficción como revenants marinos (Draugr) que vuelven para recordarnos nuestras faltas. El slime negro y animado de la Ficción Rara clásica: la amenaza de la masa viscosa e informe que despierta en nuestra contemporaneidad tras eones de latencia, trayendo consigo el terror fósil de un tiempo pretérito (qué es si no, el petróleo). O el mar como doble de lo que ocurre en tierra firme: la existencia simultánea del original y su réplica.
Serie Estrategias de sumisión (varios títulos). 2021
Tinta china, lápices y tintas acrílicas sobre papel. Medidas variables: 40x35 cm aprox.
Obras inspiradas en las narrativas de Ficción Rara y fantástica contemporánea que reformulan el Weird clásico, rompiendo con su sesgo geográfico, de género y raza.
Estas piezas en tinta china y aerógrafo de colores fluorescentes beben de las voces del New Weird caribeño como Rita Indiana con “La Mucama de Omicunlé “(2018), Junot Díaz con su relato breve publicado en 2012 en “The New Yorker”, “Monstruo”; “Habana Underguater” (2010) de Erik Mota; y ciertos relatos fantásticos del siglo XXI del ámbito mediterráneo como “Caronte Travels” (2018) de Pilar Pedraza, entre otros.
Nada más que olas. 2021
Tintas y acrílico sobre papel y muro. 7,50 x 2,50 m.
"Nada más que olas" es el proyecto con el Cristina Ramírez participó en la exposición colectiva “Error de Cálculo” comisariada por Jesús Alcaide. Partiendo de la revisión de tres figuras fundamentales de la ficción weird como son el slime o masa informe, los sargazos y el ser tentacular, la obra da la réplica a cierta corriente de pensamiento geopolítico que entiende el mar como una elongación de la superficie terrestre, esto es, un aqua nullius, un espacio estático donde, al igual que en tierra, prima una lógica de avance horizontal y en el que las realidades submarinas se opacan bajo lógicas coloniales e imperialistas.
Excesivo, lúbrico y violento, el imaginario transoceánico de la pieza se construye sobre las ideas de inmersión y circulación de fluidos. Dibujo y mural se desbordan entre sí y trascienden el plano del dibujo de la misma manera que las reglas de la ficción weird hoy invaden nuestro mundo en la Era de la Asimetría, tal y como la denomina Morton.
Serie Nueva carne (varios títulos). 2020
Tinta china y acrílico sobre papel. Medidas variables: 14'0x190 cm aprox.
Estos dibujos, titulados Vínculo I, II y III, pertenecen a la serie “Nueva carne”, un ejercicio de resistencia estética a la asepsia y el biocontrol contemporáneos que gira en torno la Nueva Carne cronenbergiana.
A través de dibujos en blanco y negro, la artista presenta escenarios en los que explora la representación del terror y el horror con un lenguaje bidimensional. Sus paisajes poseen una potente carga simbólica y una cierta ambigüedad en el tratamiento espacial, alterando la percepción de los mismos y acercándolos al plano de lo imposible. Para Ramírez, la materialidad amorfa es símbolo de resistencia frente al sistema del mercado liberal.